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Una mirada a la escultura gótica

Si bien este periodo es reconocido por sus monumentales arquitecturas, sus retablos y obras, no podemos dejar de lado la escultura en este periodo. La escultura está presente en las catedrales que se construyeron, también puedes encontrarla fuera de estas, pero sus características son muy importantes y es por eso que mostraremos algunas características de su escultura y después nos adentraremos con más detalle en una escultura.


Las figuras se alejan poco a poco del hieratismo y frontalidad del estilo románico.


El naturalismo de las figuras aumenta a medida que se desarrolla el estilo, las figuras se llenan de vida, parecen más humanas, con actitudes y gestos expresivos, que dejan traslucir sus emociones.

Pórtico del transepto. Notre Dame, Francia

Las imágenes góticas, a raíz del humanismo que se despliega en la época, van dejando las posturas verticales y simétricas.


Son figuras alargadas y esbeltas, de cuerpos ligeramente sinuosos y ropajes con numerosos pliegues.






En las composiciones de varias figuras existen una relación o comunicación entre ellas.

La intención principal es narrativa y no simbolista.


La temática sigue siendo fundamentalmente religiosa, pero los temas son tratados desde una perspectiva más humana. En el siglo XV las figuras ya son macizas, pesadas y de un mayor realismo.


Sepulcro de Felipe el atrevido. Museo de Bellas Artes, Dijon)

Los sepulcros, toman importancia en ésta época a raíz de la evolución del pensamiento hacia el individualismo, que hace que sea importante perpetuar el nombre. Sin embargo, es, a finales del gótico y principios de renacimiento, que el sepulcro se convierte en uno de los géneros escultóricos más relevantes. Pueden ser exentos, con la figura yaciente en la parte superior, o adosados a un muro y haciendo parte de un conjunto arquitectónico.

Por lo general se representaba en los laterales el sepelio mismo.


Ya que conocemos las principales características de la escultura en el periodo gótico, nos adentraremos a ver con detenimiento unas esculturas de este.


Tránsito de la virgen. Pórtico del transepto sur de la catedral de Estrasburgo.

El Transito de la Virgen. Catedral de Estrasburgo

Aunque la distribución de las figuras guarda todavía algo de la simetría del periodo anterior, sus imágenes tienen vida, es posible ver las expresiones de dolor en los rostros, las facciones de cada uno de los personajes y los movimientos de los cuerpos, al igual que el movimiento de las telas.


Queda claro que para los artistas de esta época no solo es importante lo que se representa, sino también los problemas sobre de cómo representarlo. Empiezan a observar la naturaleza para aprender de ella y realizar figuras cada vez más convincentes que van a llevar el mensaje que sigue siendo el motor fundamental del arte en este momento.


El Pozo de Moisés de la Cartuja de Champmol

El Pozo de Moisés de la Cartuja de Champmol.

Claus Sluter, fue un escultor gótico de origen holandés, una de las grandes figuras de la escultura del siglo XIV. Trabajó en Borgoña en la época de Felipe el Atrevido.


Con este nombre se conocen los restos de una gran cruz monumental, ubicada en el claustro del monasterio de la Cartuja de Champmol (cerca de Dijon), lugar que serviría de enterramiento para el duque y su esposa.


Actualmente solo conocemos la base de un monumental calvario que se situaría en el claustro del monasterio.





La base tiene forma hexagonal y cada uno de sus lados alberga la figura de uno de los profetas, todas ellas robustas y pesadas, se liberan del marco adoptando posturas realistas, las caras presentan rasgos y actitudes diferentes, convirtiéndolas en auténticos retratos.


Los ropajes son de un fuerte naturalismo y estéticamente se encuentran más cerca del estilo del siguiente siglo que de las formulas de la escultura gótica.


Paolo Rizzo Pensado.

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